martes, 19 de noviembre de 2013

298. EL FRÍO, TRES.

Esta mañana, al llegar al trabajo, noté el despacho especialmente frío. Antes de nada, abrí el armario y saqué el radiador de aceite. 

Tengo un trabajo demasiado bueno. Tanto que desde que llegué, no hay día en que no piense que puede ser el último día. 

De hecho, cada primavera, cuando llega el buen tiempo y guardo el radiador, suelo estar seguro de que no seré yo, sino otro, el que abra el armario el invierno siguiente.

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